A un mes de la muerte de su esposa, Selva Alemán, Arturo Puig abre su corazón en una entrevista con Pablo Sirvén, en el ciclo exclusivo para suscriptores LA NACIÓN+ Cerca, Protagonistas. “La extraño, es un dolor inconmensurable”, asegura el actor al momento de definir el duelo que enfrenta por la pérdida de su compañera de más de 50 años. “El otro día pensé: soy viudo. Me suena tan rara esa palabra. Me siento raro”, confiesa.
La muerte de la recordada actriz, ocurrida el pasado 3 de septiembre, fue repentina. “Solo tenía una arritmia, muy leve, ni siquiera estaba medicada. Fue muy inesperado”, explica Puig. Será por eso que aún intenta comprender cómo sucedió el desenlace fatal: “Pensaba que era algo que le había caído mal. Transpiraba frío, estaba helada. Llamé al médico, hicieron un chequeo, dio bien, pero al rato otra vez, y ya ahí llamé a la ambulancia”. Y añade: “Después me enteré de que durante los ataques al corazón, tipo infarto, a las mujeres les duele el estómago y a los hombres en el brazo. Por eso ni ella ni yo pensamos que era el corazón.”
“Me cuesta mucho, no puedo creer que Selva, el amor de mi vida, no esté más. Llego a casa y siento que ella va a estar como siempre. Miro un poco de televisión y me doy vuelta para hacer un comentario, y no está. La verdad que es muy duro, porque fueron más de 50 años juntos”, se sincera, visiblemente afectado por la reciente pérdida de su mujer.
Durante los últimos años, el matrimonio de actores compartió no solo su vida privada, sino también el escenario. “Nos llevábamos muy bien y nos divertíamos mucho juntos, más allá de que hayamos peleado y discutido, como todas las parejas. Además, ella era el centro de la familia para mis hijos, mis nietos, y siempre tenía la palabra justa para cada uno de ellos y para mí también”, dice en la entrevista. “Ella me ha ayudado mucho, humana y profesionalmente. Intercambiábamos opiniones. Los dos teníamos nuestro carácter, y a la vez no éramos una pareja simbiótica, cada uno tenía sus cosas. Creo que por eso la pareja duró tanto”.
“Soñé una vez con ella; soñé que me daba un beso”, cuenta con emoción. “La gente me para todo el tiempo por la calle, me abraza, me da un beso, me apoya... Eso me hace muy bien. Vos tenés la familia de sangre, la del corazón, pero el público es la gran familia. Camino por la calle y me abrazan. Selva era muy querida, mucho más de lo que yo suponía. La soledad no es para mí, pero yo voy a encontrar compañía en mis amistades”, señala el actor, conmovido sobre el cariño que recibe del público.
Al ser consultado por su futuro, Puig expresa incertidumbre: “Todavía no sé bien dónde estoy parado. Cada día es distinto. Vivíamos en una casa muy grande y ahora me tengo que ocupar de una serie de cosas que antes hacía Selva. A veces no encuentro papeles. Siento mucha desesperación por momentos para poder cumplir con todo. Por supuesto, me ayudan mis hijos y amigos, pero es muy difícil”.
Amigos y una propuesta laboral
“El apoyo y el cariño de la gente y mis amigos me han sorprendido. Incluso me ofrecen proyectos”, comenta Puig, refiriéndose a la propuesta de su gran amigo Carlos Rottemberg de volver al teatro con Visitando al Sr. Green, puesta en la que compartiría escenario con Facundo Arana. Aunque aun no hay una fecha confirmada de estreno, Puig ya está decidido a aceptar: “Voy a hacer la obra porque me encantó, pero ahora no podría ir a Mar del Plata, tengo la cabeza en otras cosas y es una obra con dos personajes que están todo el tiempo en escena, y hay que estudiarla bien”.
Para el protagonista de Grande Pá! el teatro es un refugio: “Siempre digo que el escenario es sanador. Uno se puede sentir mal, cansado, pero sale a escena y todo pasa.” La propuesta de Rottemberg llega justo en el momento adecuado, dándole un motivo para retomar el trabajo en medio del duelo.
Durante la charla, Puig destaca también el apoyo de Ricardo Darín, con quien compartió sets y escenarios: “Con Ricardo nos une una hermandad. Lo conozco desde muy chico, él tenía 7 años la primera vez que trabajamos juntos. Está trabajando en España, y me llama cada dos o tres días”.
Al finalizar la entrevista, Sirvén le obsequia un regalo especial: un retrato suyo junto a Selva, realizado por el dibujante Juan Colombato de LA NACIÓN. Conmovido, el actor solo alcanza a decir: “Uy, qué lindo”.
Pablo Sirvén
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